Estados Unidos de América

16 de Enero de 2003
Traspaso de la Presidencia Pro-Tempore del G-77
Organización de las Naciones Unidas
Nueva York

El jueves 16 de enero de 2003 el presidente venezolano llega a la ciudad de Nueva York, para en la sede de la ONU hacer entrega de la presidencia protempore del G-77 a Marruecos .

En su discurso evocó la ceremonia realizada un año antes cuando en un acto similar había asumido el compromiso de dirigir el mecanismo multilateral.

Recordó haber recibido el respaldo unánime de los ciento treinta y cuatro (134) países incluyendo China, y seguidamente hizo una síntesis de las principales actuaciones y logros alcanzados durante su gestión.

Al referirse al rey Mohamed VI, y al ministro de relaciones exteriores del Reino de Marruecos, Mohamed Banaissa, a quienes entregaba en dicho acto la conducción del grupo, dijo estar seguro que defenderían las bases históricas del mismo, así como las luchas y reivindicaciones del mundo en desarrollo.

Señaló que los principios que guiaron su acción en el G-77 estuvieron basados en dos grandes pilares: la cumbre del milenio de la Organización de las Naciones Unidas de septiembre de 2000, y la cumbre del sur celebrada en La Habana, del 10 al 14 de abril de ese mismo año.

En su intervención señaló que “…ambas declaraciones aprobadas por los mandatarios del mundo fijan el compromiso de la ONU y el respaldo del G-77, para delinear el plan de acción, concreto y la guía de cómo alcanzar un mundo mejor…”.

En este sentido, agregó que si se tuviera que adoptar una constitución para el G-77 estos dos instrumentos constituirían los lineamientos fundamentales a seguir para lograr un mundo mejor.

Indicó que a pesar de los gravísimos problemas que en el año 2002 tuvo que afrontar el mundo y en particular Venezuela, la vocería del G-77 había sido conducida con convicción y firmeza cumpliendo así con el mandato recibido.

Hizo especial referencia a la cumbre de Monterrey donde fue subrayada la inminente necesidad de financiar el desarrollo humano integral, alejado de la visión economicista. Recordó la propuesta de crear un Fondo Humanitario Internacional nutrido de la reducción de recursos del armamentismo, y de un porcentaje de la deuda externa.

Dijo que “…Venezuela ha cancelado sin falta veinte mil millones de dólares y la deuda se mantiene igual, y la tendencia es a que crezca. Una deuda eterna….”, describió este fenómeno como un mecanismo inmoral que se convirtió en un desangramiento para los pueblos del mundo en desarrollo.

Expuso que la eventual constitución de un Fondo Humanitario Internacional pudiera alimentarse financieramente además con los capitales provenientes de las incautaciones al narcotráfico y la corrupción.

Señaló que la vocería del G-77 también había sido llevada a Johannesburgo, a la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible, llamada Cumbre de la Tierra, organizada por la ONU, donde se evidenció una posición común ante el mundo, diez (10) años después de la anterior Cumbre de la Tierra realizada en Río de Janeiro, en 1992.

Expresó que con un espíritu autocrítico se dejó claro que los grandes objetivos planteados en la Cumbre de la Tierra de 1992, no sólo no se estaban alcanzando sino que al cabo de diez (10) años los países se estaban alejando de ellos.

No dudó en calificar ese lapso como una década perdida en la que había crecido el hambre, la explotación y la desigualdad.

Fue particularmente mordaz con el formato de las cumbres, y en especial llamó la atención a la realizada en Johannesburgo en 2002, haciendo referencia a que en ella había planteado la creación de un Fondo Humanitario Internacional en una mesa redonda donde estaban entre treinta (30) y cuarenta (40) jefes de Estado y/o de gobierno, pero que a pesar de haber sido aprobado por unanimidad no había sido posible que se incluyera siquiera en las conclusiones de la cumbre, lo cual definió como una cosa inexplicable.

Al respecto reflexionó que si los Jefes de Estado no tienen la capacidad para incidir en los resultados de las Cumbres, entonces ¿para qué son las Cumbres?

Adicionalmente, expresó que incluso una vez tomadas las decisiones, como en la Cumbre del Milenio, se cuestionaba la capacidad real de cumplimiento de las metas establecidas “… ¿Para qué las Cumbres? Si de allí no sale una voluntad colectiva para enfrentar los grandes males que nos aquejan…”.

Por otra parte, el tema de la coyuntura interna de Venezuela se mantenía como telón de fondo, este aspecto lo abordó con el secretario general de la ONU, Kofi Annan, oportunidad en la que se manejó la posibilidad de un enviado especial de esta organización al país.

Recordó que el año 2002 para los venezolanos había sido “huracanado”, pero había asumido el honor de representar al G-77 con pasión, convicción y vehemencia en los distintos foros internacionales de ese año.

Como se recordará, durante el 2002 también ocupó la presidencia del G-15 conjugando esfuerzos por el restablecimiento del diálogo y la cooperación sur-sur, y norte-sur.

Refirió que la situación interna venezolana había afectado las labores en el accionar internacional, al efecto citó que cuando estaba asumiendo la presidencia del G-77 en Venezuela se preparaba un golpe de Estado, mismo que se ejecutó días después de la Cumbre de Monterrey.

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