Estados Unidos de América

9 al 16 de Noviembre de 2001
56° Período de Sesiones de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)

En el año el año 2001 el Presidente Hugo Rafael Chávez Frías participa en Nueva York, Estados Unidos de América, en el 56° período de sesiones de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

El canciller Luis Alfonso Dávila García, quien acompañó al primer mandatario venezolano en este viaje, participó en las reuniones ministeriales del Movimiento de Países No Alineados, del Grupo de los 77, y en los diálogos ministeriales del Grupo de Río y de la Comunidad Andina.

La presencia venezolana en estos foros de naturaleza política y económica, estuvo acompañada de un mensaje orientado a promover el desarrollo y la paz, destacando la contribución venezolana a la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) como aporte para Afganistán.

Durante esta visita, en fecha 13 de noviembre de 2001, se firmó en Nueva York un Convenio de Relaciones de Amistad y Cooperación entre la República Bolivariana de Venezuela y Ucrania.

El discurso del presidente Hugo Chávez Frías en la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) fue realizado el sábado 10 de noviembre de 2001.

En su intervención repudió los ataques terroristas del 11 de septiembre de ese año realizados simultáneamente en varias ciudades estadounidenses.

Citando al filósofo hindú, Jiddu Krishnamurti, hizo referencia a la necesidad de conocer la verdad como dinámica básica para conseguir las soluciones y los caminos a los dramas horrorosos que vive el mundo.

Ciñéndose al corto tiempo que el estricto protocolo de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas impone a los oradores para sus intervenciones, prosiguió señalando:

…Nosotros, desde Venezuela, creemos que hay que revisar el mundo completo. Con una gran lupa, una poderosísima lupa, porque el mundo ha venido muy mal; el mundo ha venido dando tumbos, de errores en errores. Terminó la Segunda Guerra Mundial, y nació Naciones Unidas para bregar por la paz, para evitar nuevos horrores. No se han evitado nuevos horrores. Cayó el muro de Berlín, cayó la Unión Soviética a finales del siglo XX y se levantaron voces diciendo: se acabó la historia, llegamos al fin del camino, llegamos a la era final, tecnotrónica, de la aldea global, de la mundialización, del nuevo orden mundial. Es el triunfo de un modelo, de una filosofía, porque cayó la otra derribada; y eso es mentira. ¿Quién puede cantar victoria hoy en este mundo cuajado y cruzado por la miseria, por el llanto, por el dolor y por la muerte? ¿Cuál es la victoria de cuál modelo? Desde Venezuela pedimos con ardor, con pasión y aspiramos se nos interprete bien —estamos seguros de que sí, porque lo que decimos lo decimos con amor, con fe y con esperanza, invocando a Dios, Nuestro Señor, e invocando la vida y la paz y el respeto y la hermandad—; que se nos interprete bien esta palabra: necesario es mirar a fondo. Necesario es revisar los modelos políticos que hoy existen en nuestros mundos, en nuestros países…

Continuó, refiriéndose a la necesidad de llenar a las democracias de contenido popular, ética, justicia e igualdad; así como también de revisar los modelos económicos.

Señaló que bastaba ir por las calles y ciudades de la América Latina para ver los resultados de la política neoliberal, la cual, citando al papa Juan Pablo II, calificó de salvaje.

Estas consideraciones las reforzó haciendo alusión a las ideas de la escritora francesa Vivianne Forrester, autora de “El horror económico” (1996).

Se refirió, igualmente, a algunas reflexiones de Ignacio Ramonet, señalando que vías alternativas andan apareciendo por el mundo.

A medida que fundamentaba sus razonamientos, iba fijando la posición venezolana en torno a la coyuntura internacional que ocupaba la atención mundial en esos momentos: la contención del terrorismo; al efecto, fue enfático al indicar:

…Toda acción contra cualquier delito tiene que ser legítima. Tiene que ser enmarcada en el respeto a los derechos humanos y en el respeto al derecho internacional. Nadie debe interpretar estas palabras de Venezuela como una condena a nada ni a nadie; es un llamado a la reflexión y a enmarcarnos en las normas del derecho internacional y en los mandatos de Naciones Unidas. Eso no podemos echarlo por la borda…

Se refirió al rol que Venezuela había venido asumiendo en el concierto internacional, citando como ejemplos la iniciativa planteada en el seno de la Organización de Estados Americanos para además de la Carta Democrática, avanzar hacia la adopción de una Carta Social.

Hizo mención al rol desarrollado por Venezuela en la Organización de Países Exportadores de Petróleo, y a la reactivación del diálogo y cooperación norte-sur como consecuencia del relanzamiento del Grupo de los 15 (G-15), también bajo la Presidencia venezolana.

También se refirió a la temática palestina y la necesidad de la creación de un Estado palestino. Valiéndose de la frase “queremos justicia para los condenados de la Tierra”, parafraseando al psiquiatra, filósofo y escritor revolucionario francés, Frantz Fanon, iniciador del movimiento de descolonización, terminó refiriéndose a la necesidad de transformar las instituciones de Bretton Woods (Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial).

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