República del Ecuador

25 de Junio de 2010
X Cumbre de Presidentes de la Alianza Bolivariana Para los Pueblos de Nuestra América
Tratado de Comercio de los Pueblos (Alba-TCP)

Hugo Chávez Frías efectuaría, durante el año 2010, un segundo viaje a la República del Ecuador, en fecha viernes 25 de junio, con motivo de la realización en la ciudad de Quito de la X Cumbre de Presidentes de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (Alba-TCP).

El mandatario venezolano llegó a la capital ecuatoriana a primeras horas de ese día, a través de la Base Aérea Mariscal Sucre de la ciudad de Quito, desde donde se dirigió a la ciudad de Otavalo, lugar donde se desarrollaría la X Cumbre de la Alba-TCP.

Le acompañaban en esta cita, entre otros funcionarios, el canciller Nicolás Maduro Moros, así como el nuevo Ministro para la Comunicación y la Información, Mauricio Rodríguez Gelfenstein, y la también nueva Ministra del Despacho de la Presidencia, María Isabella Godoy Peña, quienes apenas poseían tres días como titulares de las respectivas carteras ministeriales, ya que habían sido designados el martes 22 de junio de esa misma semana.

A su llegada, resaltó que la convocatoria en Otavalo se enmarcaba dentro del camino de los pueblos en la construcción del Socialismo.

Esta X Cumbre de la Alba-TCP que se desarrollaba desde el día anterior, jueves 24, contaba con la participación de diversas autoridades indígenas de los Estados Miembros que deliberaban en torno al ejercicio de la interculturalidad en la gestión pública; así como sobre el ejercicio de los derechos económicos, políticos y sociales, contra el racismo y la discriminación, iniciativas frente al cambio climático, derechos de la naturaleza, y comercio exterior de los pueblos.

Ya en Otavalo, el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, expresó su deseo para que el nuevo Gobierno de Colombia, presidido por Juan Manuel Santos, quien tomaría posesión en los próximos días recuperara la vía del respeto en la interrelación con sus vecinos, así como que retirara la presencia de las tropas estadounidense de las bases militares colombianas.

De hecho, en su intervención durante la Cumbre Alba-TCP refirió “…ojalá que el nuevo Gobierno de Colombia retire las bases yanquis del territorio sagrado de la hermana patria colombiana. Eso sería para evaluar el deseo de cambio, porque se habla mucho del cambio, se habla mucho del respeto…”.

Del mismo modo, insistió en la necesidad de que el nuevo mandatario colombiano reconociese, igualmente, como un gravísimo error lo que llamó, una grosera y salvaje invasión al territorio de Ecuador, y no tomara el camino de reivindicar desde el Palacio de Nariño, la doctrina del ataque preventivo.

Sobre el tema, se mostró al mismo tiempo realista y esperanzado, señalando: “…habrá que ver si es verdad que el nuevo Gobierno de Colombia viene a recuperar la senda del respeto entre nosotros. ¡Ojalá!, somos los primeros en desearlo, pero eso no se logra sólo con enunciados y palabras, sino con hechos…”, del mismo modo agregó “…vamos a ver qué pasa con las bases militares yanquis en Colombia, vamos a ver qué pasa con los ataques contra nosotros —los vecinos de Colombia—, que signaron el último periodo del Gobierno de Uribe…”, al recordar que ese período se había caracterizado por “…secuestros en nuestro territorio, invasiones, amenazas, se convirtió el Gobierno de Colombia simplemente en peón del imperialismo, para tratar de llevarnos a una guerra entre nosotros y tratar de dividirnos…”.

Por su parte, el mandatario ecuatoriano, denunció igualmente la existencia de una conspiración para desestabilizar la institucionalidad democrática en su país, sin descartar que en la misma estuviesen participando algunos dirigentes de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie).

Durante su intervención en el plenario de la cumbre de la Alba señaló enfáticamente: “…hay conspiraciones en marcha…”, al tiempo que rechazó la violencia promovida por los dirigentes de la Conaie que ese mismo día en horas de la mañana habían pretendido ingresar a la fuerza al coliseo en donde se desarrollaba la Cumbre de la Alba, advirtiendo que éstos hechos estaban enmarcados dentro de la agenda golpista.

Sobre el particular incidente, agregó que la única forma que tenían esos sectores de desestabilizar a su gobierno, que contaba con el setenta por ciento (70%) de apoyo popular, era precisamente a través de la creación de un hecho que “…de repente (sic) revuelte a la población: heridos, muertos, etc….”.

Al reiterar la advertencia sobre la existencia de colectivos sociales que estarían siendo utilizados para desestabilizar a su gobierno, expresó:

…tenemos que estar claros, el enemigo no es el Gobierno ni el Estado sino los grupos oligárquicos con los que ciertos dirigentes enceguecidos se han aliado de hecho, como con la llamada Junta Cívica de Guayaquil. Miren a los extremos que han caído ciertos dirigentes indígenas: pactar, amarrar, conversar con la más extrema, recalcitrante, cavernícola derecha que tiene este país…

Ese mismo día, el secretario jurídico, Alexis Mera, y el secretario de comunicación, Fernando Alvarado, habían denunciado ante la fiscalía distrital de Pichincha la conspiración contra el Presidente Rafael Vicente Correa Delgado.

En la actividad, Alvarado dio lectura a un correo electrónico que le habría sido enviado por Fernando Balda, ex asambleísta del opositor partido Sociedad Patriótica, en el que, al alertarlo de la conspiración, le habría indicado que por dar mayor información solicitaba al gobierno ecuatoriano el archivo de los juicios y procesos que obraban en su contra, incluyendo las indagaciones e instrucciones fiscales; más un millón de dólares (U.S. $ 1.000.000), cincuenta por ciento (50%) al acordar el trato y cincuenta por ciento (50%) al entregar la información.

Esta X Cumbre de Presidentes de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (Alba-TCP), realizada conjuntamente con autoridades indígenas y afrodescendientes elegidas y designadas de la región culminó con la llamada “Declaración de Otavalo”, un documento que recogió en quince (15) puntos, tanto la cosmovisión que orientaba a este nuevo esquema de integración de naciones ubicadas en las tierras andinas, centroamericanas y caribeñas, sino como también planteó acciones concretas orientadas a seguir avanzando en la consolidación de sus objetivos.

Es así como los representantes de las naciones partes de la Alba se comprometieron en que el encuentro de autoridades indígenas y afrodescendientes elegidas se realizara anualmente, como un mecanismo de encuentro y diálogo intercultural.  

La Declaración de Otavalo expresa que los países de la Alba asumen la nueva época del lado de los históricamente excluidos, pueblos indígenas, el pueblo afrodescendiente, mujeres, jóvenes, niños, niñas, ancianos, ancianas y personas con discapacidad. 

Dentro de los planteamientos contenidos en el documento figura un llamado a la comunidad internacional a aprobar en las Naciones Unidas la resolución declaratoria del Derecho Humano al agua y al saneamiento, propuesta por el Estado Plurinacional de Bolivia.

Del mismo modo, ratifica la solidaridad y apoyo a la revalorización de la práctica ancestral del masticado de la hoja de coca (akullico), instando a eliminar su prohibición en los instrumentos internacionales y retirar a la hoja de coca de la lista 1 de la Convención Única Sobre Estupefacientes de 1961.

Los mandatarios de la Alba, también, instaron a constituir un mecanismo de encuentro y diálogo entre pueblos y comunidades indígenas y afrodescendientes, en el seno del consejo de movimientos sociales de la Alba.

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