Curazao

2 de Marzo de 2002
En Curazao con la Operación Unitas
A Cuarenta (40) días del punto de inflexión en las relaciones entre Caracas y Washington

El sábado 2 de marzo de 2002, Hugo Chávez Frías realiza el viaje internacional más breve de todos los efectuados durante su gestión gubernamental, cuando en horas del mediodía parte por vía área hacia la vecina isla de Curazao, pequeña nación situada en el mar Caribe, a unos cincuenta kilómetros (50 Kms.) de la costa occidental de Venezuela, con una superficie aproximada de cuatrocientos cuarenta y cuatro kilómetros cuadrados (444 km²).

Este es el segundo y último viaje que realizaría a la nación curazoleña, el primero lo había efectuado el 17 de octubre de 2000.

Curazao, con una autonomía y soberanía relativizadas producto de la herencia colonial europea sobre la región latinoamericana y caribeña, apenas en el año 2010 logra alcanzar un mayor nivel de independencia en el manejo de sus asuntos internos.

Sin embargo, las responsabilidades tanto en materia de defensa como de política exterior, siguen estando en manos del Reino de los Países Bajos y subsecuentemente vinculadas a las políticas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan) como producto de la pertenencia de esta nación europea a esa organización militar ajena a la región de América Latina y el Caribe.

Adicionalmente, desde el año 1999 está en funcionamiento una Base de Operaciones del Comando Sur (SOUTHCOM, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos de América.

El presidente Chávez viajó a la isla de Curazao para realizar una visita de reconocimiento al buque logístico T-81, Ciudad Bolívar, de la Armada venezolana que participaría en las maniobras militares Unitas 4302 que se realizarían en Puerto Rico.

En estas maniobras entre Curazao y Puerto Rico, participaban buques de México, Panamá, Colombia, República Dominicana, Estados Unidos, Reino de los Países Bajos, y de Venezuela.

A su llegada fue recibido por el Cónsul General de Venezuela, Martín Pacheco, y por el Primer Ministro de las Antillas Neerlandesas, Miguel Curier, con el que sostuvo una reunión bilateral, después de la cual se trasladó al puerto donde abordó el buque de apoyo logístico ARBV “Ciudad Bolívar” (T-81), que participaría en las maniobras a realizarse en el transcurso de los próximos días en el marco de la operación Unitas.

Allí, junto al comandante del buque, el capitán de navío Isaac Jordán Escobar, estuvo inspeccionando la nave con una capacidad de transporte y almacenamiento de cuatrocientas mil toneladas (400.000 t) de combustible. Dentro de la operación Unitas participaba como un buque logístico cruzando el Caribe desde Curazao hasta Puerto Rico para posteriormente regresar a Venezuela en unos diez (10) días.

En dicha ocasión, el presidente Chávez compartió y estuvo conversando también con los distintos comandantes de las naves participantes y con el comandante de la operación el Almirante Kevin Green, Jefe de las Fuerzas Navales del Comando Sur de la Armada de los Estados Unidos.

Sobre el particular, el propio Chávez Frías comentaría, al día siguiente, domingo 3 de marzo de 2002, en su programa dominical “Aló Presidente” N° 98:

…con él hablamos un rato, bastante largo, sumamente ameno y luego nos invitó a su buque, al buque de los Estados Unidos donde también lo recorrimos y nos reunimos con su tripulación, sus marineros, sus almirantes, sus jefes y sus oficiales en una visita de hermanos, de amistad y de mucho afecto…

En esta visita se hizo acompañar, entre otros, del canciller Luis Alfonso Dávila García, del general en jefe Lucas Rincón Romero, del Jefe del Estado Mayor Conjunto de la FAN, Vice almirante Bernabé Carrero Cubero y del Comandante General de la Armada, el también Vice almirante Jorge Sierralta Zavarse.

Ese año 2002, Venezuela, en el marco de la Operación Unitas, participó también en la denominada Operación Caribe realizada en Martinica junto a Holanda, Francia y la República Dominicana, para la cual dispuso la motonave T-63, paracaidistas del Ejército y personal élite de la Unidad de Operaciones Especiales (Uope) de la Armada.

Paralelamente a ello, el T-81, recién llegado de Corea del Sur, primer buque logístico de la armada venezolana en su estilo, con capacidad de dar aprovisionamiento en el mar a otras unidades de guerra, así como para mantener flota pesquera sin necesidad de regresar a puerto, participaba con los Estados Unidos, México, Colombia y Panamá, en una operación que había comenzado en Colombia hacia Curazao y finalizaría en Puerto Rico.

Para el mes de mayo estaba prevista la segunda fase de la Operación Caribe y, posteriormente, otra operación de Unitas en Brasil.

Así, hay que necesariamente contextualizar este corto viaje internacional, señalando que el mismo se producía en el marco de una tradición de cooperación política y militar, al participar la Fuerza Armada Nacional venezolana en unos ejercicios conjuntos enmarcados dentro de una lógica de presencia militar estadounidense en la región latinoamericana y caribeña.

Al respecto, señala Natalia Castelgrande que el establishment político militar del régimen estadounidense controla las áreas estratégicas de todo el mundo a través de los comandos combatientes unificados bajo la supervisión del Departamento de Defensa.

Así, cumplen responsabilidades funcionales el comando central, el comando estratégico, el comando de fuerzas conjuntas y el comando de transporte.

Cumplen operaciones de seguridad y cooperación regional el Comando Central (Centcom) para Oriente Medio y parte de Asia; el Comando Europeo (Eucom) para Europa, el Comando Pacífico (Pacom) para el este de Asia y el Océano Indico, el Comando Africano (Africom) para el África, el Comando Norte (Northcom) creado en el 2002, luego de los atentados del 11 de setiembre, con un radio de vigilancia que abarca desde Canadá a México; y, finalmente, el Southcom en América Latina ubicado en Miami, Florida, que comprende más de treinta (30) países con una población de más de cuatrocientos millones (400.000.000) de personas y que abarca unos veinticinco millones de kilómetros cuadrados (25.000.000 Kms.2 ).

Vale la pena citar, nuevamente, a Natalia Castelgrande cuando señala lo siguiente:

“…Cada año el Comando Sur realiza el adiestramiento de tropas mediante ejercicios militares multilaterales con las “naciones amigas” además de la transferencia de armamento y equipamiento altamente sofisticado. Bajo la paradójica denominación de “ejercicios de paz” con una intención netamente “preventiva” estas operaciones revelan a todas luces una estrategia de cooptación bajo las doctrinas generadas desde el Pentágono que a través del desembarco directo de entrenadores norteamericanos implica una desnacionalización ideológica de los ejércitos locales. Los programas que se expandieron desde el principio de los 90 encontraron su auge a partir del 2001 donde se comenzaron a ensayar las nuevas tácticas antiterroristas.  Frente al crecimiento de los movimientos populares la Fundación Schiller, financiada por el ultraderechista Lyndon Larouche vinculado a los gobiernos dictatoriales latinoamericanos, “realizó un análisis de coyuntura” promoviendo el alineamiento de las fuerzas sudamericanas a las políticas de Washington traducido en numerosos intercambios entre las Fuerzas Conjuntas…”

Así, la llamada operación Unitas nuclea el despliegue naval multinacional más grande de occidente. Nacida en el contexto de la Guerra Fría, su función mutó a la intervención directa, a través del “asesoramiento” en materia de seguridad y a través de las “misiones humanitarias”.

Ya, para el año 2007, el Southcom había anunciado la ejecución de sesenta y un (61) prácticas médicas en catorce (14) países asociados.

Adicionalmente para el año 2009 el Pentágono anunciaba el restablecimiento de la IV Flota en las aguas de Centro y Sudamérica, el Mar Caribe y México.

La misma, creada en 1943 durante la Segunda Guerra Mundial y desactivada en 1950, resurge medio siglo después bajo la órbita del Comando Sur; así, nuevamente citando a Castelgrande “…Junto a las Flotas II, III, V, VI y VII, que vigilan el Atlántico, el Pacífico y el Mediterráneo la remozada adquisición llegó para controlar todos los mares del planeta…”.

Es en este contexto en el cual hay que ubicar el nivel de análisis al abordar este viaje, el cual se produce, exactamente, a cuarenta (40) días del golpe de Estado del 11 de abril de 2002, situación en la cual fue hecho público que, cuando monseñor Ignacio Antonio Velasco García, se encuentra en la isla La orchila con la misión de persuadir al presidente Chávez Frías a renunciar a la jefatura del Estado, para que luego pudiera ser sacado del país el prisionero Presidente, un extraño avión con matrícula estadounidense se encontraba en la Base Aeronaval C/N Antonio Díaz de la isla La Orchila. Posteriormente, se “…sabría que el plan de vuelo era para Puerto Rico y de allí quien sabe a dónde…”.

Al mes siguiente, el 14 de mayo de 2002, el propio Chávez Frías afirmaba que existían pruebas definitivas de la participación militar de los Estados Unidos de América en el golpe de Estado al señalar que durante el desarrollo del mismo se obtuvieron imágenes de radar que indicaban la presencia militar estadounidense con buques de guerra y aviones en las aguas y en el espacio aéreo de Venezuela.

Específicamente, según reseñó Berenice Gómez Velásquez, en el Diario Últimas Noticias, el martes 30 de abril de 2002:

…Transportes militares navales estadounidenses y varios helicópteros, también militares, navegaron aguas territoriales y el espacio aéreo nacional el pasado sábado 13, al este de Los Roques, cerca de La Orchila, donde estaba detenido el entonces depuesto presidente Hugo Chávez. De esto, la FAV presentó un informe al Gobierno de Carmona, en Miraflores. De acuerdo a nuestras informaciones, “esas naves fueron identificadas como NC1 3300, NC2 2027 y NC3 2132, y entraron en aguas territoriales a las 9:00 am sin la debida autorización. Después de las 4:00 pm, se enrumbaron hacia mar abierto. “Después del mediodía los helicópteros NC11100 y NC10107, habrían despegado de uno de los navíos, sobrevolaron y luego retornaron”. Un poco más tarde, una tercera aeronave, la NC 20212, se avistó procedente del noreste, sobrevoló el ya identificado navío y regresó hacia el norte. Mientras Chávez estuvo en La Orchila, se aseguró que entre los planes de los golpistas estaba enviarlo a Estados Unidos. El ministro de la Defensa de Carmona, el vicealmirante Héctor Ramírez Pérez, le dio órdenes al capitán José Aguilera, comandante de la base naval de La Orchila, de recibir a Chávez, “el cual iba a ser evacuado al exterior desde la isla….

La misma noticia reseñaba que un ex agente de los servicios secretos de la marina estadounidense, de nombre Wayne Madsen, había afirmado al diario británico “The Guardian” que desde junio del año 2001 los Estados Unidos había estado considerando la posibilidad de un golpe de Estado para deponer al presidente Chávez, y que la marina estadounidense había ayudado al golpe de Estado del 11 de abril de 2002 con el envío de información a los golpistas desde sus navíos en el Caribe, indicando que el asesor militar destacado en la embajada estadounidense en Caracas, Coronel James Roger, desde junio de 2001 había estado trabajando en ello.

Estos hechos marcarían para siempre un punto de inflexión en las relaciones entre la Revolución Bolivariana y Washington.

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